miércoles, 30 de septiembre de 2009

Actividades de difusión y producción académica

Estas son las actividades de difusión y producción académica que se realizaron hasta el momento. Si querés recibir una copia de los trabajos, podés solicitarla a flaviazorzi@gmail.com

  • marzo de 2012: presentación de la tesis de licenciatura "Mayólica colonial en Buenos Aires. Trayectoria social de un conjunto cerámico de los siglos XVII y XVIII", de Flavia Zorzi (FFyL UBA)
  • abril de 2011: 1er Congreso Nacional de Arqueología de la Cuenca del Plata (Buenos Aires). Se presentaron las siguientes ponencias:

-Zorzi, F. y P. Tchilinguirian: caracterización petrográfica y estilística de un conjunto cerámico de tradición guaraní en el sitio Bolívar 373 (Buenos Aires, siglo XVII)

-Zorzi, F. y A. Agnolin: Análisis de un conjunto cerámico colonial en la ciudad de Buenos Aires.

  • 19/08/2010: Congreso de Arqueología Urbana (Rosario). Se presentaron las siguientes ponencias:
-Zorzi, F.; M.E. Crespo y P. Godoy: Análisis de dos conjuntos del siglo XVIII excavados en el sitio Bolívar 373, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

-Zorzi, F.: Breve nota sobre el hallazgo de dos sellos de plomo (Cloth Seals) en el sitio Bolívar 373, Ciudad de Buenos Aires.



  • 9/10/2009: Congreso Nacional de Arqueología Histórica (Luján). Se presentaron las siguientes ponencias:

Zorzi, F. y P. Davey. Descripción del conjunto de pipas hallado en el sitio Bolívar 373.

Zorzi, F. y M. Bednarz. Excavación de un pozo sanitario en Bolívar 373, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


pipas de caolín


Las pipas de caolín comenzaron a ser manufacturadas en Europa a partir del siglo XVI y ya en 1616 en Londres se había establecido la corporación de los fabricantes de pipas (Hume en compu). A partir de esos años, estas nuevas manufacturas (producidas primero dentro del ámbito proto-industrial del taller y luego masivamente fabricadas mediante el uso de moldes) fueron exportadas masivamente a las colonias, especialmente durante los siglos XVIII y XIX. En Buenos Aires, frecuentemente se hallan pipas Inglesas, francesas y holandesas en contextos arqueológicos de distintas características y cronologías. Dado que se considera que tienen una vida útil promedio de no más de dos años (Hume….), estos objetos de la vida cotidiana tienen un rol bastante preciso como marcadores cronológicos, muy útil en arqueología. La cronología de estos objetos se establece habitualmente a partir de tipologías morfológicas y comerciales, dado que muchos fabricantes crearon nuevos modelos exclusivos y marcaron sus pipas con inscripciones que permiten identificarlos. Sin embargo, el alto índice de fragmentación (relacionado con las dimensiones de los tubos, los cuales tienen menos de 1 cm. de diámetro y alrededor de 20 cm. de largo) impide en muchos casos hacer referencias mayores sobre estos materiales.Otra variable que suele ser considerada para datar las pipas de caolín es el diámetro del conducto, que tiende a ser más reducido en ejemplares más modernos.
Hornillo de pipa inglesa del siglo XVII recuperado en la unidad E (nótese el ennegrecimiento producido por el uso)
Hornillo de pipa holandesa del siglo XVIII recuperado en la unidad C
Fragmento de tubo de pipa holandesa del siglo XVIII recuperado en la unidad C
Hornillo de pipa inglesa del siglo XVIII recuperado en la unidad B
Fragmentos de pipas inglesas del siglo XVII recuperadas en la Unidad E




Características de nuestro trabajo

La arqueología trabaja en la recuperación y estudio de los restos materiales que resultan de actividades humanas pasadas. Estos restos materiales incluyen desde estructuras arquitectónicas hasta semillas y pequeños huesos consumidos por la gente, pasando por objetos de cerámica y de todo tipo, que la gente usaba en sus actividades diarias en el pasado y que luego fueron desechadas, abandonadas u olvidadas. En otras palabras, lo que nosotros hacemos como arqueólogos es descubrir, desenterrar y estudiar estos restos, lo que nos lleva a hacernos preguntas y formular hipótesis para acercarnos a cómo era la vida diaria de la gente en el pasado, sus comportamientos, su organización, sus creencias.

Los trabajos en Bolívar 373, para los que fuimos convocados por los responsables de la obra y los propietarios del edificio, entran dentro de lo que denominamos "arqueología de rescate": trabajos que consisten en recuperar y documentar los restos arqueológicos que están sometidos a una destrucción inminente. Esto sucede por lo general debido a la construcción o reforma de rutas, autopistas, represas o edificios, como en este caso. Esto trae ventajas y desventajas, una ventaja es que nos permite descubrir cosas que de otro modo quizás jamás hubieran sido encontradas, una desventaja es que en muchas oportunidades los tiempos de trabajo tienen que acelerarse considerablemente. Pero más allá de este contexto de trabajo, no hay diferencias sustanciales entre un trabajo de rescate arqueológico y un trabajo de arqueología convencional.
Nuestros objetivos son:

  • Minimizar el impacto de las obras de remodelación sobre el patrimonio arqueológico

  • Relevar y rescatar estructuras y artefactos

  • Documentar cada etapa del proceso

  • Restaurar y conservar los hallazgos
  • Contextualizar la información y analizar los datos obtenidos
  • Difundir los resultados
Los trabajadores de la obra, grandes colaboradores de nuestros trabajos



Conocé al equipo de trabajo de Bolívar 373







Conocé al equipo de trabajo

Paula Godoy, María E. Crespo, Agustín Agnolín y Manuel Ruesta











Manuel Ruesta, Agustín Agnolín, Flavia Zorzi, Melina Bednarz




Algo sobre la historia del sitio

En referencia a la historia del predio, la documentación certera más antigua con la que contamos hasta el momento es el catastro Beare, de 1865, en el cual el predio figura como propiedad de “Dn. V. de la Peña”. En 1868, Don Martín de Álzaga compra la propiedad a Juan de la Peña y Josefa Inchaurregui, sucesores de Don Victorio de la Peña. Otras noticias provienen del plano mercantil de 1870, donde en la esquina de Bolívar y Belgrano figuran varios comercios: la Confitería Standard, la Talabartería Porteña y la Confitería del Comercio. Al morir Álzaga, en 1870, la propiedad queda en manos de su esposa, Felicitas Guerrero, quien es asesinada poco después y es heredada por sus padres. El padre de Felicitas, Carlos Guerrero, es quien ordena las obras que darán al terreno sus medidas definitivas, comprando una nueva fracción sobre la calle Bolívar en 1881 y otra sobre la calle Belgrano en 1887. Es también Guerrero quien construye el edificio que, con modificaciones posteriores, se observa actualmente. Luego de la muerte de Guerrero, la propiedad pasa a manos de Luis B. Supervielle, luego de sus hijas. En 1910 y 1923 es vendida nuevamente. En 1940 el edificio es modificado por el arquitecto Alejandro Virasoro, quien le confiere el estilo Art Decó que se observa aún hoy y en los años ’50 se divide el terreno en dos, vendiendo la fracción sobre la calle Belgrano. Finalmente, en 2004, los últimos propietarios, la compañía de seguros “La Continental” (después “Nuevo Continente S.A”) la venden a sus propietarios actuales quienes, hoy en día, lo están restaurando para su funcionamiento como hotel.
Este edificio tiene también un lugar en la historia de la mano de la fotografía, la cinematografía y la música: desde fines del siglo XIX, en un local de 7 por 25 m con dirección Bolívar 375, funcionó la antigua casa Lepage y Cía. Allí trabajó desde 1891 Max Glücksmann, pionero del cine, quien en 1908 pudo comprar la empresa y comenzar a importar equipos proyectores y filmadoras.

Cerámica de producción local

jarra roja pulida recuperada en unidad pozo D (siglo XVII)

Jarra con pintura roja recuperada en la unidad D (siglo XVII)
Olla cepillada con asas macizas recuperada en unidad D (siglo XVII)