lunes, 11 de marzo de 2013

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jueves, 7 de marzo de 2013

Trabajos y unidades de excavación en el sitio Bolívar 373 (2008-2011)

El predio de Bolívar 373 fue sometido a trabajos de rescate del patrimonio arqueológico desde el año 2005 hasta 2011. Dichas tareas fueron desarrolladas con miras tanto a minimizar el impacto patrimonial de las obras de remodelación como a integrar el patrimonio arqueológico al proyecto arquitectónico. La actividad conjunta por parte de arqueólogos y arquitectos permitió relevar la historia del edificio y condujo a la identificación, rescate y documentación de un importante número de estructuras y artefactos de gran valor patrimonial, cuyo análisis contribuye a incrementar considerablemente el alcance del conocimiento actual sobre la cultura material porteña de los siglos pasados.

A continuación, podrán leer un breve informe sobre las unidades trabajadas y ver algunas imágenes de las tareas de excavación.
Período 2005-2008

El terreno comenzó a ser trabajado desde el punto de vista arqueológico a partir de un descubrimiento fortuito realizado durante las obras de remodelación y restauración del edificio. Las primeras tareas,a cargo del Dr. Daniel Schávelzon, consistieron en la excavación de un sistema de acumulación y circulación de agua, conformado por una cisterna recubierta por baldosas francesas, un aljibe, un pozo ciego y varios albañales. Más tarde, durante 2011, se excavó también un nuevo pozo de agua (Unidad H) que integraba este sistema y se identificó la cisterna con la que dicho pozo se conectaba.

En el aljibe excavado en 2005, se recuperó un conjunto de materiales que había sido extraído de otro sector del predio durante obras de remodelación y redepositado en el pozo para su clausura. Ya en esos primeros trabajos se recuperaron algunos fragmentos de mayólicas de tipos asignables al siglo XVII y cerámicas de tradición indígena que constituyeron la primera evidencia del extenso marco temporal abarcado por el registro arqueológico del sitio.

A comienzos del 2008, un equipo dirigido por el Dr. Daniel Schávelzon y coordinado por Daniel González, realizó nuevos trabajos de rescate en otro de los recintos del edificio. En esa segunda etapa se identificaron varios depósitos, estructuras y cimientos. Una de las estructuras consistía en un pozo excavado en la tosca y sin revestimientos. Dicho pozo fue interpretado como una antigua estructura de descarte de basura, y sus materiales asociados constituyen el primer depósito claro asignable al siglo XVII identificado en el sitio. Entre los materiales culturales recuperados en esa unidad podemos mencionar: restos arqueofaunísiticos, cerámicas de tradición indígena e hispano-americanas, fragmentos de tinajas de tradición española, algunas mayólicas, dos lascas líticas y un escaso porcentaje de vidrio, todo ello sin intrusiones de material más moderno.

Período 2008-2010

Trabajos en el recinto noroeste

Unidad A

En septiembre de 2008, durante los trabajos de pavimentación en el recinto noroeste del edificio, los albañiles identificaron un nuevo pozo. Al ser informado el Centro de Arqueología Urbana, un equipo coordinado por Melina Bednarz y Flavia Zorzi comenzó con la excavación de dicha estructura (denominada unidad A), que resultó ser un pozo sanitario del siglo XIX, de forma rectangular y parcialmente recubierto de ladrillos. En el interior de dicho pozo se recuperaron materiales culturales de distinto tipo, en su mayoría correspondientes al siglo XIX: lozas Pearlware inglesas selladas y estampadas, botellas de vidrio, pipas de caolín, una moneda de cinco centavos de la serie cupro-níquel de 1912, materiales de construcción, etc. Sin embargo, se halló también una cantidad minoritaria aunque no desdeñable de material que revestía una antigüedad mucho mayor. Esa asociación de materiales fue una vez más atribuida a la remoción de sedimento de sectores aledaños dentro del predio en los que con toda probabilidad había depósitos de los primeros siglos de vida de la Buenos colonial. Pero hubo que esperar a la siguiente etapa de excavaciones para dar con más contextos de los siglos XVII y XVIII que pudieran explicar la enorme proliferación de mayólicas y cerámicas de tradición indígena (entre otros materiales) que integraban los rellenos y contra-pisos del sitio.


Cuadrículas M1, M2 y M3

Como parte del relevamiento efectuado para determinar el potencial arqueológico del recinto noroeste del predio, se plantearon tres cuadrículas contiguas de 1,20 m de lado cada una contra la medianera norte del edificio.

Los niveles superiores en las tres cuadrículas presentaban materiales culturales de distintas antigüedades entremezclados, junto con gran cantidad de escombro atribuible a recientes reformas en el edificio.

En la casi totalidad de la planta de la cuadrícula M3 se alcanzó suelo estéril a los 80 cm de profundidad, mientras que en las otras dos cuadrículas, la potencia del depósito de materiales culturales resultó mayor. En las cuadrículas M1 y M2, a partir del nivel 1,30-1,40 m el material arqueológico comienza a exhibir mayor coherencia cronológica: ya no se recuperaron fragmentos de escombro ni elementos intrusivos sino materiales asignables al siglo XVII hasta una profundidad de 2,20 m. Estos materiales consisten principalmente en restos arqueofaunísticos, fragmentos de tinajas de tradición española, fragmentos de alfarería de tradición indígena y un interesante conjunto de mayólicas, entre las que se identificaron varios ejemplares de probable origen portugués y español.


Trabajos en el recinto sureste

En 2009, las tareas de restauración del edificio ocasionaron una serie de intervenciones edilicias en el recinto sureste. El relevamiento del potencial arqueológico, a cargo del equipo coordinado por Flavia Zorzi, fue constante durante dichos trabajos. Las tareas arqueológicas iniciadas en esa oportunidad resultaron en la excavación de varias estructuras de distinta antigüedad que contenían depósitos de material cultural muy abundantes, no removidos y bien preservados.

Unidades B y C

Se trata de dos pozos de basura cuadrangulares cercanos entre sí y muy similares por la naturaleza y cronología de los materiales recuperados en ellos.

Hasta dar con suelo estéril, ambas unidades alcanzaron una profundidad de 3,70 m. Los conjuntos cerámicos de ambas unidades están formados principalmente por piezas vidriadas utilitarias -especialmente del tipo El Morro- vajilla de loza Creamware y mayólicas de Triana y de Alcora. El porcentaje de porcelana y de loza Pearlware es muy minoritario en ambos casos. Aunque se recuperaron algunos tiestos de fabricación manual de tradición indígena, éstos resultaron mucho menos abundantes que en los conjuntos datados para el siglo XVII.

En ambas unidades es también muy importante el conjunto de vidrio. Éste está constituido principalmente por botellas inglesas y francesas, vasos y otros recipientes moldeados y/o grabados, y vidrio plano transparente que posiblemente haya integrado aberturas. Todos los recipientes evidenciaban marcas de pontil, lo cual indica que fueron realizados mediante el soplado dentro de moldes.

A partir de los sellos hallados en la loza, las características de los conjuntos cerámicos y vítreos, la morfología y las inscripciones observadas en las pipas de caolín y otros objetos diagnósticos, puede decirse que los conjuntos de las unidades B y C datan de la segunda mitad del siglo XVIII. En ambos conjuntos se hallaron huesos en posición articular y piezas cerámicas muy poco fragmentadas. El índice de remontaje es muy alto en ambos casos y no se evidenció la intrusión de material moderno en ninguno de los dos. A pesar de su aparente contemporaneidad y de su cercanía, no se evidenciaron casos de remontaje entre los materiales de estas dos unidades.


Unidad D

Se trata de un aljibe o pozo de balde de aproximadamente 1 metro de diámetro, que presentaba parte de su recubrimiento de ladrillos. La integridad de esta estructura no era muy buena, dado que fue atravesada en sentido Este-Oeste por un cimiento del siglo XIX, destruyéndose así al menos un tercio del diámetro del pozo original.

Al interior de esta estructura fueron recuperados, sin ninguna disposición ni sucesión determinada, algunos fragmentos óseos y unos pocos objetos: tres fragmentos de un mismo gollete de botija de aceite española del siglo XVIII, un fragmento de borde de mayólica del tipo Triana Anular, trece tiestos correspondientes a un número mínimo de tres olive jars españolas, algunos tiestos de tradición indígena, fragmentos de loza Pearlware, vidrios y algunos fragmentos de mayólica de distintos tipos, entre otros.

La determinación cronológica de los elementos recuperados permite afirmar que el conjunto de materiales culturales que integra la unidad D es un depósito secundario con características de palimpsesto. Con toda probabilidad, dicho depósito se efectuó durante el siglo XIX, al momento de colocar el mencionado cimiento este-oeste, con el objetivo de nivelar y compactar el terreno. Resulta interesante destacar a este respecto que existen varios casos de remontaje entre algunos tiestos recuperados en el aljibe y otros recuperados en las unidades E y E1, lo cual está indicando que al menos parte del relleno del aljibe (los materiales más antiguos) provendría de la remoción de sedimento de dichas unidades y habría sido redepositado al momento de tapar el aljibe.

La unidad D se encontraba conectada a los restos de un albañal, formado por ladrillos de 32 cm de largo, 15,5 cm de ancho y 4 cm de espesor, que se insertaba en la parte este del aljibe y se extendía paralelamente al muro este-oeste por 60 cm hasta conectarse con una cisterna.


Unidad E

Se trata de una concentración circular muy vasta que fue excavada en su totalidad y alcanzó una profundidad de 1,9 m. Hasta el momento, ésta es la unidad que produjo la mayor cantidad de material arqueológico asignable al siglo XVII. Dicho material está compuesto principalmente por restos óseos, cerámica de tradición indígena o “colonial”, cerámica utilitaria de tradición española, mayólicas de tipo Ichtuknee, Talavera Tricolor, Panamá polícromo y Columbia Liso, entre otros. También fueron recuperadas cuentas de vidrio, pipas cerámicas de caolín y de otras materias primas, dos precintos de plomo, varias tachuelas de cobre, una bala de avancarga, una herradura, pipas de terracota, etc. Evidentemente, la concentración hallada en la unidad E constituye un gran pozo de basura, posiblemente excavado a modo de ampliación de un pozo de basura previo designado E1 cuando éste se colmató. El perfil testigo deja en evidencia las concentraciones de residuos en forma de lentes de distinto tamaño y potencia que estarían indicando eventos cortos y sucesivos de depositación.

Durante el siglo XIX, la construcción del edificio implicó el socavamiento y la destrucción de una parte de este depósito, ya que uno de los muros lo atravesó en sentido este-oeste. Es probable que originalmente este pozo tuviera forma circular y sus dimensiones fueran mucho mayores. Sin embargo, en este contexto no se encuentran evidencias de intrusiones de materiales de cronología posterior al siglo XVII.


Unidad E1

Se trata de una estructura circular de aproximadamente 70 cm de diámetro excavada en la tosca.

Dadas las características y dimensiones de esta estructura y la abundancia de material arqueológico recuperado en su interior, se infiere que se trataría de un pozo de basura anterior al pozo E.

El material del interior de la unidad E1 llama la atención por su integridad. Entre los objetos recuperados se destaca una gran cantidad de recipientes globulares de cerámica de tradición indígena, tanto unguiculada como pintada y cepillada, como así también varios platos de mayólica Ichtuknee, fragmentos de tinajas de aceite españolas, metales (tachuelas y otros objetos indeterminados realizados en aleaciones de cobre), algunas cuentas de vidrio, varias pipas cerámicas de distinta confección y por supuesto carbón vegetal y un abundante conjunto de restos arqueofaunísticos, de mamíferos, peces y aves. Todo el conjunto recuperado permite sugerir una cronología similar a la de la unidad E, es decir, correspondiente a la primera mitad del siglo XVII.

Unidad F

Se trata de un pozo circular excavado en la tosca, de 1,10 m de diámetro que se identificó entre los 1,20 m y los 4 m de profundidad. Se recuperó en este pozo un conjunto similar hasta cierto punto al de las unidades E y E1. Todo el material presenta un grado bastante alto de integridad y un índice de remontaje elevado, se recuperaron algunas piezas enteras, también piezas rotas in situ. Algunas características distinguen a este conjunto de aquellos excavados en las unidades E y E1: en términos tanto absolutos como relativos, esta unidad presentó una mayor cantidad de materiales vítreos que las demás. La casi totalidad del vidrio corresponde a botellas de sección cuadrada de color verde y verde azulado, con paredes finas, golletes cortos, labios aplicados en forma irregular y bases cóncavas. También se recuperaron algunos recipientes de forma cilíndrica y base cóncava y algunos cuencos, elaborados en vidrio transparente, así como bases y tallos ahuecados de copas y otros recipientes de vidrio de distintas tonalidades, algunos con relieves decorativos. Todos los objetos poseen paredes muy finas con presencia de burbujas grandes y estriaciones. Estos materiales provienen muy probablemente del sur de España, de talleres de Andalucía o de Venecia. En esta unidad también se halló un conjunto muy vasto de cuentas de vidrio, en el cual son particularmente frecuentes las piezas anulares de color turquesa y las mostacillas de distintos colores. También se hallaron cuentas ovales, una de ellas tipo Chevron.

Otra característica que distingue a este depósito de los de las unidades E y E1 es la composición de su conjunto de mayólicas, que está constituido casi exclusivamente por platos y cuencos del tipo al que aquí llamamos Mayólica de Polígonos –de posible origen portugués- que forman juegos de platos y cuencos.

Por último, el conjunto cerámico de la unidad F se distingue también de los de las demás unidades por su relativamente baja proporción de cerámica de tradición indígena.

La datación aproximada de la unidad F no difiere de la inferida para las unidades E y E1. Incluso hay casos de remontaje que sugieren que la UF habría funcionado de manera simultánea con las unidades E y E1.


Unidad G

Se trata de una gran concentración de material cultural de más de 5 m2 de superficie y alrededor de 5 m de profundidad, un depósito secundario ubicado por debajo de un cimiento y de una capa de escombros en el recinto sureste del edificio. El material hallado corresponde en su mayoría a la segunda mitad del siglo XIX y consiste en loza pintada a mano, estampada e impresa, restos óseos y vegetales, material de construcción, botellas y frascos de farmacia. Algunas de las piezas de loza y de vidrio han sido recuperadas prácticamente enteras, pero lo más destacable de dicho conjunto es la excelente conservación del material orgánico, principalmente restos óseos, semillas, fibras y cuero. Este fenómeno es provocado por las condiciones de anoxia, determinadas por la presencia de la napa freática que afectó los niveles inferiores de la concentración.

Año 2011

Unidad H

Esta fue la última unidad en ser intervenida. Se trata de un pozo circular de aproximadamente 1 m de diámetro que forma parte del mismo sistema de circulación de agua descubierto en 2008 en el sector suroeste del predio. Las excavaciones de la unidad H alcanzaron una profundidad de 6,70 m. y dieron como resultado el hallazgo de gran cantidad de material de construcción y algunos otros materiales culturales de cronologías diversas (siglo XVII a XIX). Como ya se dijo para otros depósitos del sitio, la unidad H fue rellenada en uno o más eventos concretos en los que se “mezclaron” materiales de distinta antigüedad removidos de diversas áreas del predio.

Cisterna excavada en 2005 en el sector suroeste del predio

Unidad E
Unidad E
Unidad H
Unidad H
Excavación de un sistema sanitario en el sector suroeste del predio


Unidad A